RELATO
DE JOVEN
DESVINCULADA
Nosotros
somos diez hermanos, yo soy la del medio, la quinta. Estuve estudiando un
tiempo: primero hasta segundo de primaria, luego unas profesoras del colegio me
brindaron apoyo para que acabara de estudiar, porque mis padres no tenían cómo;
entonces hice hasta cuarto. Estuvimos de posada donde un familiar. Luego nos
tocó irnos para una finca de donde se llevaron a mis dos hermanos mayores para
la guerrilla. Los conquistaron, los convencieron y ellos, en esa pobreza, pues
se fueron; también porque les gustaba. Y estaban conquistando a otro hermano
que era muy pequeño, como de diez años, entonces mi papá decidió salirse otra
vez para el pueblo. Volvimos y estuve con mi familia hasta que me tocó irme a
rodar.
La
situación económica era muy mala. Mi mamá estaba fracturada, fatigosa, no sabía
qué hacer con todos esos hijos, sin poderles dar estudio, sin darles de comer.
En esos días se acabó el gas en la casa, se acabó todo. Yo tenía nueve años y
era la que salía a buscar alimentos, y a donde los familiares a recorrer y a
pedir; ahí fue cuando me enseñé a pedir. A uno primero le da pena, pero qué
hace si los hermanos tienen hambre y la mamá no sabe qué hacer ni tiene
trabajo. Era horrible: estaban a punto de echarnos de la casa porque no
habíamos pagado arriendo. Mi papá se fue y nos dejó abandonados. Mi mamá a
veces se fatigaba y se enloquecía por ratos, cogía y le daba duro a uno, así a
la loca; de la rabia, del desespero se desahogaba con nosotros; nos golpeaba
totalmente. Un día me echó, me dijo que nosotras dos no podíamos vivir bajo el
mismo techo...
Después de escuchar
el testimonio completo de esta joven de 17 años, quedo totalmente impactado
por la forma
en que narra su historia
y todo lo que hizo mientras estuvo
en este grupo armado. Es triste
como niños de tan
poca edad se
vinculaban a los grupos ilícitos y tienen una
vida agotadora y llena
de violencia
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