lunes, 1 de octubre de 2012

 



RELATO DE  JOVEN  DESVINCULADA


Nosotros somos diez hermanos, yo soy la del medio, la quinta. Estuve estudiando un tiempo: primero hasta segundo de primaria, luego unas profesoras del colegio me brindaron apoyo para que acabara de estudiar, porque mis padres no tenían cómo; entonces hice hasta cuarto. Estuvimos de posada donde un familiar. Luego nos tocó irnos para una finca de donde se llevaron a mis dos hermanos mayores para la guerrilla. Los conquistaron, los convencieron y ellos, en esa pobreza, pues se fueron; también porque les gustaba. Y estaban conquistando a otro hermano que era muy pequeño, como de diez años, entonces mi papá decidió salirse otra vez para el pueblo. Volvimos y estuve con mi familia hasta que me tocó irme a rodar.

La situación económica era muy mala. Mi mamá estaba fracturada, fatigosa, no sabía qué hacer con todos esos hijos, sin poderles dar estudio, sin darles de comer. En esos días se acabó el gas en la casa, se acabó todo. Yo tenía nueve años y era la que salía a buscar alimentos, y a donde los familiares a recorrer y a pedir; ahí fue cuando me enseñé a pedir. A uno primero le da pena, pero qué hace si los hermanos tienen hambre y la mamá no sabe qué hacer ni tiene trabajo. Era horrible: estaban a punto de echarnos de la casa porque no habíamos pagado arriendo. Mi papá se fue y nos dejó abandonados. Mi mamá a veces se fatigaba y se enloquecía por ratos, cogía y le daba duro a uno, así a la loca; de la rabia, del desespero se desahogaba con nosotros; nos golpeaba totalmente. Un día me echó, me dijo que nosotras dos no podíamos vivir bajo el mismo techo...

Después de  escuchar  el testimonio completo  de   esta joven de  17 años,  quedo totalmente  impactado  por  la  forma  en que  narra  su historia  y  todo lo que hizo mientras  estuvo  en este grupo  armado. Es triste como   niños  de  tan poca  edad  se  vinculaban   a los  grupos ilícitos   y tienen una  vida  agotadora  y   llena  de  violencia


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